En el año 1964, cuando la Feria ya contaba con más de un siglo de historia y aún se celebraba en el Prado de San Sebastián, sucede el primer caso trágico que se apoderó de la festividad en su primer día de celebración.
Era mediodía y las casetas rebosaban de personas que comían o bebían y que no se esperaban lo que el viento que se había levantado y un chispazo procedente de la caseta de los Lassos produciría en tan sólo unos minutos.
Las llamas se avivaron gracias a las lonas y la madera de las que se conformaban las casetas y todo se resumió en una gran marabunta de personas huyendo y 67 casetas destruidas y convertidas prácticamente en cenizas.
La desgracia pudo haber sido desmesurada pero aun así se llevó consigo a un anciano víctima mortal de las llamas de la caseta “La Cibeles” que no le dio tiempo a escapar y a un número de 25 heridos, muchos por quemaduras.
Lo curioso de este caso, es que a pesar de la tragedia, el carácter de los sevillanos se tradujo en que quisieron seguir con la semana que aún le quedaba a la Feria de Abril e hicieron competiciones para levantar las casetas y posteriormente cuando todo estaba repuesto, se hicieron alusiones al incendio de manera humorística. Un ejemplo de esta actitud positiva es la caseta de la Hermandad de la Estrella que colgó un cartel en su entrada que decía:
Hermandad de la Estrella
Por la mañana ardimos
Y por la noche resurgimos.
Fuente: ABC de Sevilla